01 - Hagámoslo
Shaw
Desde que
nos conocimos hace dos años, Eden Burkehammer lo ha hecho todo mejor.
El gran
defensa me tranquiliza. Es una bestia sobre el hielo, brutal y físico, pero
cuando estamos los dos solos, se vuelve hacia mí con esos ojos marrones
inesperadamente suaves. Esa risa áspera que me hace sonreír. Y sí, puede que le
haya echado un vistazo alguna que otra vez en las calientes duchas de los
vestuarios, ya sabes, por curiosidad.
Pero es mi
mejor amigo. Mi compañero de equipo. Compañero de cuarto.
No quiero
meterme con eso. Sólo de pensar en perderlo me recorre un escalofrío por toda
la columna vertebral. Además, nunca he ido allí con un chico, y él tampoco ha
dado ni una sola pista de que lo haya hecho.
Hasta que
una mañana firmo su entrega.
Un sobre que contiene algo que nunca -en mi vida-
habría adivinado.
Y, de
repente, pienso en él de una forma totalmente nueva.
Burk
No puedo
mirar a Shaw Keenan durante demasiado tiempo. Cuando se inclina sobre la
consola de mi camión, con esa sonrisa rápida como un látigo, se me hace un nudo
en la garganta y me centro en la carretera. O cuando se coloca la máscara de
portero sobre la cabeza, con el pelo alborotado y un rubor de adrenalina en las
mejillas, vuelvo a patinar hacia la línea azul.
No sé por
qué. Tengo muchas cosas en la cabeza. Siempre ha sido así. Pero lo que sí sé es
que nunca he pensado en nadie como pienso en él.
Sobre todo
cuando entra por mi puerta sin nada más que un pantalón corto de running y esa
gorra rosa que siempre lleva con un paquete que le encargué por capricho.
Y me mira
como nunca lo había hecho antes.
Después de
eso, se acabó el juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario