Stavros Siracusa viaja por
todo el mundo coleccionando antigüedades y artefactos difíciles de encontrar.
Se ha ganado la reputación de ser el hombre al que acudir cuando alguien busca
algo específico. Pero no tenía ni idea de que encontraría una estatua de
gárgola en una fiesta en un jardín de su propia ciudad natal que cambiaría todo
su mundo.
Cuando la brujería
interfiere en la búsqueda de su Amado, Xander permite voluntariamente que los
Dioses del Olimpo lo pongan en hibernación como una estatua de piedra. Una gota
de la sangre de su Amada y el fuerte latido de su corazón saca a Xander de su
profundo sueño y lo lanzan a un mundo más peligroso que cualquier batalla que
haya librado.
Armados con el conocimiento
de que estaban destinados a estar juntos, Stavros y Xander aceptan el destino
de los dioses. Pero la Hermandad vuelve a las andadas y la traición vendrá de
dentro, separando a los dos amantes. Cuando Stavros es secuestrado, Xander ni
siquiera está seguro de que los Dioses puedan salvar lo más preciado de su
mundo: su Amado.
01 - Amado Destino
Cuando un rayo cae en la carretera delante de su limusina,
el director general Nikos Papadakos no tiene ni idea de que las manos del
destino están a punto de cambiar su vida para siempre. Encontrar a un hombre
desnudo en medio de la carretera ya es bastante extraño, pero los cuernos y las
alas llevan las cosas a un nuevo nivel de locura. Antes de que pueda descubrir
si ha perdido la cabeza o no, es reclamado por una criatura que insiste en que
son almas gemelas perdidas.
Yannis es una gárgola guardiana. Es su deber y su honor
vigilar el Templo de Zeus. Le duele no poder encontrar a su amado. Cuando
encuentra a Nikos, Yannis cede a su necesidad de reclamar al hombre, sin
comprender hasta que es demasiado tarde que el hombre que reclama no cree en
las manos del destino, ni en las almas gemelas.
Cuando las hermanas Destino descubren que se ha utilizado
la brujería para mantener separadas a dos almas gemelas, se unen a otros dioses
del Olimpo para unirs a los dos hombres, pero los que luchan por mantenerlos
separados no pararán hasta que uno de ellos muera.
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