Chico Caliente
La temporada de festividades se supone que es divertida y
llena de magia. Norman Rockwell nunca conoció a mi familia. No hay nada más que
caos en las comidas de las festividades, y estoy completamente aterrada de
ellas. Piensa en padres insistentes, un dúo terrible en forma de gemelos, y una
abuela que quiere ser bisabuela antes de morir, ninguna cantidad de pavo puede
hacer que la situación sea una cosa buena. Si añadimos la reciente ruptura de
la que nadie sabe, luego mézclalo con ser despedida del trabajo, y estoy lista
para caminar hasta México y feliz Navidad para mí.
Ahí es cuando lo conozco: al señor Alto e Irresistiblemente
Hermoso. Apuesto a que nunca escuchó la palabra “no” en su vida. Después de
algunas bromas animadas, decido que ahogarme en Chico Ardiente sería mucho
mejor que estar abatida sola. Una cosa lleva a otra, y estoy sin aliento en sus
brazos cuando se va. Felices jodidas navidades. No hay regalo navideño
adelantado para mí.
Me recompongo y salto de cabeza en la temporada de Navidad
cuando finalmente recibo algunas noticias buenas: Una oferta de trabajo en una
presumida cafetería en Manhattan. ¿El problema? No es un edificio. Estaré
trabajando en un camión de comida bajo temperaturas frías capaces de congelar
mi culo, vestida como una prostituta Señorita Suiza. Ah, y Chico Ardiente está
ahí. Cada día. Cada noche. Él es el jefe. Puedo soportarlo si él puede,
asumiendo que no nos matamos primero.
Un Pequeño Romance Navideño
No existe tal cosa como una segunda oportunidad, y Brooke
lo sabe. Esta Navidad la pasara sola y sin celebración alguna, igual que en el
pasado.
No importa si ella es un elfo descontento en el centro
comercial, si está parada al lado de un Santa que parece una chimenea perfumada
o si tiene a la compañera de trabajo más insoportable. No tendrá la Navidad
mágica.
Solo será otro día que soportar, y los días festivos no
pasan lo suficientemente rápido. Es decir, hasta que su antiguo amor, Chris, la
ve.
Después de tomarse una foto con Brooke en su traje de elfo,
las cosas toman un giro inesperado. Tal vez pasar la noche no será tan difícil
después de todo.
Besos de Navidad
¿Qué tan difícil es no tener sexo con él? La lujuria se ha
apoderado del cerebro de Holly Connelly y todo es culpa de Darcy Ryan. Le ha
estado coqueteando sin piedad durante los últimos tres años. Ryan es un dios
del sexo con cuerpo de pecado, ingenio sin fin, y una sonrisa para inducir
orgasmos.
Una mirada sensual de él hace que sus bragas bajen por sus
piernas. Su lista interminable de chicas de una sola noche deja a Holly
pensando que será una conquista más. Dado a que realmente siente algo por el
chico, hace lo que sea para posponer sus avances.
Cuando quedan atrapados por una tormenta de nieve, no sabe
si podrá resistirse. Si Holly dice que sí, probablemente se arrepienta. Si dice
que no, siempre se preguntará qué pasaría si.
No hay comentarios:
Publicar un comentario